Ya ha pasado el 29 de septiembre y la huelga general, y de nuevo hemos vuelto a la más absoluta normalidad entre sindicatos y gobierno desmontando así el paripé montado por los sindicalistas del pasado miércoles.
Una huelga que se tuvo que hacer hace dos años en lugar de apoyar unas medidas sin ningún tipo de salida y unos brotes verdes que nunca llegaron. Ahora los sindicatos para lavarse la cara convocan una huelga en contra de la reforma laboral tres meses después de su anuncio.
En eso coincidimos en que unos malos gobernantes pueden echar a la ruina a la antigua octava potencia económica, coincidimos en la necesidad de unas medidas austeras pero sin tener la obligación de recortar ni los derechos del trabajador español ni mucho menos en los recortes salariales cuando se puede ahorrar mucho en otros gastos inútiles, como las generosas subvenciones a los sindicatos y partidos o en la disolución y reducción de los ministerios incompetentes e ineficaces como igualdad o vivienda, o en la supresión de vicepresidencias, diputaciones provinciales, anulaciones de pagas vitalicias o la anulación de las generosas subvenciones a chupópteros y vividores del cuento.
Paripé que aún bajo medios de coacción a los trabajadores para obligarles a cerrar no consiguió nada, los sindicatos siguen estando desacreditados y sus líderes cada vez menos valorados. Mientras tanto se intentó amedrentar al pueblo español bajo la violencia en sus actos como se pudo comprobar en las calles de Barcelona donde la extrema izquierda demuestra una vez más como defienden al trabajador y no es nada más que robándoles, asaltando sus comercios y destrozando Barcelona una vez más, utilizando esta vez el pretexto de la huelga general. En fin no podemos pedir más de los hijos de la clase política más corrupta de España.
En cambio por su parte IU quiere politizar la huelga, será por si consigue arañar unos míseros votos y dejar así de ser conocido este partido con el sobrenombre de Izquierda Undida, pero una vez más vemos como demuestran su naturaleza totalitarista oculta esta vez en Sevilla donde el delegado de economía y empleo del consistorio hispalense, Carlos Vázquez, participó de forma activa en un piquete violento a la hora de “informar” al más puro estilo “guardia roja” destrozando los escaparates de quienes no querían participar en dicha pantomima. Parece ser que el señor Carlos Vázquez olvidó momentáneamente que quien le paga el sueldo son esos mismos comercios que destrozó y cerró por la fuerza, mientras que el se siente orgulloso de lo que hizo y lo volvería a repetir como ya ha dicho en declaraciones posteriores en cambio con la otra mano despide despóticamente a los trabajadores de Sevilla Global que no acataron las consignas “irregulares” que el mismo les ordenaba.
Una huelga que ha llegado a su fin con el bochornoso baile de cifras situando la más ridícula la de los sindicalistas que cifran en torno al 70 % de seguidores de la huelga, cuando el miércoles todos pudimos comprobar que ni mucho menos se parece a esa cifra la de huelguistas voluntarios del pasado miércoles. Como ya hemos dicho antes no queda nada mas que decir de esta ¿huelga general? tardía y vacía de contenidos.
Una huelga que se tuvo que hacer hace dos años en lugar de apoyar unas medidas sin ningún tipo de salida y unos brotes verdes que nunca llegaron. Ahora los sindicatos para lavarse la cara convocan una huelga en contra de la reforma laboral tres meses después de su anuncio.
En eso coincidimos en que unos malos gobernantes pueden echar a la ruina a la antigua octava potencia económica, coincidimos en la necesidad de unas medidas austeras pero sin tener la obligación de recortar ni los derechos del trabajador español ni mucho menos en los recortes salariales cuando se puede ahorrar mucho en otros gastos inútiles, como las generosas subvenciones a los sindicatos y partidos o en la disolución y reducción de los ministerios incompetentes e ineficaces como igualdad o vivienda, o en la supresión de vicepresidencias, diputaciones provinciales, anulaciones de pagas vitalicias o la anulación de las generosas subvenciones a chupópteros y vividores del cuento.
Paripé que aún bajo medios de coacción a los trabajadores para obligarles a cerrar no consiguió nada, los sindicatos siguen estando desacreditados y sus líderes cada vez menos valorados. Mientras tanto se intentó amedrentar al pueblo español bajo la violencia en sus actos como se pudo comprobar en las calles de Barcelona donde la extrema izquierda demuestra una vez más como defienden al trabajador y no es nada más que robándoles, asaltando sus comercios y destrozando Barcelona una vez más, utilizando esta vez el pretexto de la huelga general. En fin no podemos pedir más de los hijos de la clase política más corrupta de España.
En cambio por su parte IU quiere politizar la huelga, será por si consigue arañar unos míseros votos y dejar así de ser conocido este partido con el sobrenombre de Izquierda Undida, pero una vez más vemos como demuestran su naturaleza totalitarista oculta esta vez en Sevilla donde el delegado de economía y empleo del consistorio hispalense, Carlos Vázquez, participó de forma activa en un piquete violento a la hora de “informar” al más puro estilo “guardia roja” destrozando los escaparates de quienes no querían participar en dicha pantomima. Parece ser que el señor Carlos Vázquez olvidó momentáneamente que quien le paga el sueldo son esos mismos comercios que destrozó y cerró por la fuerza, mientras que el se siente orgulloso de lo que hizo y lo volvería a repetir como ya ha dicho en declaraciones posteriores en cambio con la otra mano despide despóticamente a los trabajadores de Sevilla Global que no acataron las consignas “irregulares” que el mismo les ordenaba.
Una huelga que ha llegado a su fin con el bochornoso baile de cifras situando la más ridícula la de los sindicalistas que cifran en torno al 70 % de seguidores de la huelga, cuando el miércoles todos pudimos comprobar que ni mucho menos se parece a esa cifra la de huelguistas voluntarios del pasado miércoles. Como ya hemos dicho antes no queda nada mas que decir de esta ¿huelga general? tardía y vacía de contenidos.