jueves, 23 de abril de 2009

Romería de la Virgen de la Cabeza.


El próximo domingo de abril, que es el último de este mes, como dice la tradición se celebrará la romería de la Virgen de la Cabeza en el cerro del Cabezo, en Andujar. Dicha romería es de celebración sacra y consta de mucho clamor popular en la provincia de Jaén y en el resto de España al ser la más antigua romería de nuestra querida patria.

Como cuenta la leyenda un pastor de Colomera (Granada) que respondía al nombre de Juan Alonso Rivas estaba descansando con su ganado de cabras y ovejas en las alturas de Sierra Morena junto a la cumbre del Cabezo. Era cristiano sencillo y fervoroso, algo entrado en años y se encontraba aquejado de una paralización total en su brazo izquierdo. Le empezaron a llamar la atención las luminarias que divisaba por las noches en el monte cercano a donde estaba parando y a lo que se sumaba el sonido de una gran campana. Finalmente quiso salir de la duda y en la noche del 11 al 12 de agosto del año 1.227 ascendió a la cumbre del monte del Cabezo. Cual fue su sorpresa que se encontró en el hueco formado por dos enormes bloques de granito una imagen pequeña de la Virgen, el pastor que era creyente se arrodilló ante la imagen y esta expresó su deseo de que allí se levantara su templo, enviándolo a la ciudad para que promulgase todo lo acontecido. Para que la gente diera crédito a sus palabras la Virgen le volvió a dar movilidad a su brazo y así se empezó la construcción del templo en el cerro del Cabezo.

Pero este no fue el único hecho que tuvo lugar allí, durante la guerra civil española el santuario de la Virgen de la Cabeza fue escenario de un hecho de armas, que ha quedado vinculado a su historia.

A mediados de agoto de 1.936 se refugiaron en aquellos lugares 65 guardias civiles y 15 paisanos, con sus respectivas familias. Días más tarde acudieron al santuario donde se juntaron un total de 165 guardias civiles con sus respectivos familiares y 44 paisanos junto a 4 sacerdotes haciendo un total de 1.135 personas.
Entre los refugiados se encontraba el capitán D. Santiago Cortés González (conocido como el capitán Cortés). Al principio la situación era de una cierta normalidad, iban y venían los milicianos, como también bajaban un escuadrón de guardias civiles a Andujar a proveerse de ropa y víveres. Al mismo tiempo que de asistencia sanitaria.

Pero la situación empezó a volverse tensa a partir de septiembre de ese mismo año, las autoridades republicanas empezaron a insistir en que se rindieran y entregasen las armas. Pero el temor a las represalias por parte del bando republicano y por los mensajes que recibían de aliento por medio de avionetas del bando nacional hicieron que la mayoría de los allí refugiados prefiriesen resistir.

El día 14 de septiembre de 1.936 dos camiones llenos de refugiados abandonaron el lugar para entregarse a las fuerzas republicanas, este hecho motivó al capitán Cortés a tomar el mando. Los bombardeos comenzaron el 15 de septiembre donde cinco aviones del ejército republicano arrojaron por primera vez proclamas y bombas. Este era el principio de los ocho meses de resistencia.

Debido a la precariedad de los alojados allí la comunicación con la zona del bando nacional se hacia a través de palomas mensajeras, que los aviones arrojaban en paracaídas, hasta que el general Quepo de Llano tomó Porcuna e instaló allí un heliógrafo que comunicaba con el santuario.

La falta de víveres y de ropas hizo en muchos momentos que la resistencia fuera muy angustiosa. El 1 de mayo de 1.937 el impacto de una granada de artillería hirío al capitán Cortes de muerte. Esto unido a la falta de municiones y al desgaste físico y mental hicieron que inmediatamente despues firmasen la rendición.

La primitiva imagen de la Virgen de la Cabeza desapareció por miedo a que fuese quemada por el bando republicano. Se cuenta que fue enterrada por algún guardia civil y que a día de hoy sigue enterrada en aquel paraje natural.

En el santuario podemos encontrar la tumba del capitán Cortés, además del cementerio donde estan enterrados los que allí murieron junto a una gran amalgama de monumentos conmemorativos.