¿Qué podemos hacer para detener el materialismo atroz que impera en la sociedad? El ambiente que nos rodea en el día a día está cargado de vulgaridad, de ignorancia ante lo sagrado, y de ruido, mucho ruido. En esta época que nos ha tocado vivir parece que sólo importa lo que tiene que ver con el dinero y la economía. Las mentes de las nuevas generaciones de europeos están siendo atrofiadas brutalmente por la anticultura de la televi-sión, los videojuegos, y la imposición de aspiraciones exclusivamente materiales y hedonistas en la vida. La gente de hoy no sabe lo que es pensar, actúa en la vida a base de impulsos racionales que le incitan continuamente a desear los productos que el sistema fabrica para el consumo masivo de estos esclavos. Es una auténtica tiranía de la casta banquera-comercial que dirige Europa desde 1945, y todos sabemos quienes son estos tiranos y de donde vienen. Ellos son los pervertidores de la humanidad desde tiempos inmemoriales, gracias a su arma más poderosa, la usura.
Ante toda esta decadencia, resurge una juventud que pretende mantenerse en pie en medio de un mundo, no ya en ruinas, sino un mundo de cenizas. Esta juventud que se niega a formar parte de esta sociedad afeminada y desonhorsa, se ha propuesto mantener en alto la antorcha de su Sangre legendaria a través de este túnel tenebroso. El Honor, el Respeto a los ancestros, la Fidelidad a los símbolos sagrados de Europa, y el vínculo con nuestro Ser Interior, son los verdaderos valores de nuestra raza. Cada día debe ser una batalla para nosotros. Luchamos contra el entorno, pero también contra nosotros mismos. Contra nuestros vicios y comodidades. La gente vulgar huye despavorida de todo lo que le puede resultar un poco doloroso, nosotros sabemos que el dolor, cuando se prensenta inevitablemente es positivo en tanto nos hace mas duros ante la Madre Naturaleza, que a menudo es despiadada.
Un gran filósofo griego dijo que la más grande de las conquistas es la de uno mismo. Si somos capaces de vencernos a nosotros mismos, venceremos a los tiranos y a la masa.
